Recomendamos la gran visita por el cafetal que, además de didáctica, ilustrativa y bien llevada, es la mejor lección para ver, tocar y entender cómo sol, tierra y trabajo cocinan este elixir negro. Acá también notamos que las cosas bien hechas florecen, pues no en vano este café tiene calidad de exportación, sigue en plena expansión y va por mucho más.
Todo amante del café sabe que en realidad no hablamos de una bebida, sino de un lugar y un momento del día.
El café bien hecho y tomado como se debe presagia, anuncia y comanda el arranque o cierre de una buena jornada. No importa cuánto se deba hacer o qué haya sucedido, el café es el punto de inflexión que puede cambiar la suerte. Y cuando está bien hecho, en verdad es muy bueno y estamos en el momento y el lugar perfectos, entonces no hay evento o día que no se incline ante su arábico rostro. Aroma, sabor, cremosidad y temperatura en unión perfecta son el mejor preludio de esa energía que de a poco despierta. Este goce único que tan bien entienden los cafeteros es la ecuación ideal para conjurar el día. Todo esto se sabe acá en Cuevas Coffee, por eso su café junta todas las características mencionadas y su ubicación, no en vano, es estratégica. Óptimo para tomar un buen café antes o después de la caminata al codo de los Andes y las cascadas. Ubicación excelente también para quienes sensorialmente aman “el momento” de tomar un buen café, uniendo esa triada poética: vista, sol y café, que es una caricia para ojos, piel y paladar y que juntos arman ese pequeño glorioso instante de suspenso en el día. ¡Amantes del café, venid!
