Festival de Música Barroca y Renacentista

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Cada dos años los jaguares dejan de rugir en la vastedad del bosque seco chiquitano y con ellos también callan su canto los pájaros, los cucos sus chirridos, los monos su bullicio y hasta los vegetales entran en penitente voto de silencio.

Mientras eso ocurre en la selva, en los pueblos los talladores de madera bajan la guardia y dejan caer sus gubias y sus martillos; los recolectores y tostadores de café detienen su faena; los viajeros detienen sus naves y las campanas su tañido.

Silencio general. No es para menos, cada dos años Mozart, Bach, Vivaldi y otros grandes maestros de la música sacra medieval europea llegan hasta San Xavier, San Rafael, San José, Concepción, San Miguel, Santa Ana y San Ignacio de Velasco para encarnarse en los cuerpos de indios chiquitanos, especialmente en los de los niños, y con ellos comienzan a tejer un nuevo mito: el milagro del verdadero mestizaje.