Frutas de Santa Cruz

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Primero fue el viento, que las transportó de flor en flor, cuando aún se encontraban en fase de polinización; luego el sol les dio el fuego y la luz necesaria para su transformación; la tierra aportó con los nutrientes necesarios para que crezcan; y el agua, convertida en savia, les dio después su sabor, contextura, volumen, valor. El milagro de las frutas cruceñas no sería posible, sin embargo, sin un quinto elemento: el amor que la naturaleza le tiene a sus hijos y que se manifiesta cada vez que uno muerde una guayaba, o un achachairú.



¿DÓNDE?

Mercado 7 Calles, calle Valle Grande, Casco Viejo