Sajama

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Tan sabia fue la naturaleza que ordenó todo en un mismo lugar: géiseres, aguas termales y uno de los picos más altos y nobles.

El mágico altiplano suena como leitmotiv de fondo para esta monumental obra. El paseo por el Sajama es de una composición visual excepcional. Su energía altiplánica es potente y el silbido del aire a esta altura nos susurra la sabiduría de la tierra. No es casual que la gente quede encantada con el recorrido de esta mágica montaña. De todos los grandes picos es quizá el más accesible, y por todo lo que lo rodea –géiseres, aguas termales, alpacas y otras actividades–, el más bondadoso también. Tampoco es casual que para llegar a él pasemos antes por otro espectáculo visual: monumentales y arcaicas tumbas aymaras (chullpas) e iglesias coloniales en pleno altiplano que preservan frescos intactos por más de cuatro siglos. Tales obras ofrecidas al cielo y la tierra tienen sentido cuando uno llega acá y se da cuenta de que su paso no fue casual. La naturaleza es un acontecimiento sagrado que hace siglos intentamos descifrar. La quieta altitud del nevado y su paisaje sonoro, visual y táctil, solo lo confirman