Diríjase a la librería más antigua de la ciudad, no para leer sino para comprar lapicera y papel.
Ahí lo esperan con una taza de café, disfrútela, es la más exclusiva de la ciudad. Ahora sí, usted se encuentra frente a un ventanal, que no es cualquier ventanal: es un palco de lujo con vista a la arteria central de la vida política boliviana. ¿Cuántas veces se habrá fraguado el futuro del país en estas cuadras? ¿Cuántas personas habrán caminado justo por acá tramando un hecho histórico sucedido hace años? Tranquilícese, está a salvo. Este es el rincón perfecto para ver el sistema nervioso de la sede, sin que su ritmo lo toque. Café de especialidad, pausa dulce perfecta y una invisible e infinita calma en medio de la zona más agitada del centro más centro de La Paz. Si no se ha escrito aún un policial en estas mesas es porque este sofisticado espacio –con su deliciosa quietud, excelente café, comida y servicio– ya conforma un clima narrativo perfecto, un ambiente de cuento.
