Imilla Alzada

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Si una imilla es alzada es porque sabe quién es y lo muestra con orgullo.

Esta imilla no les da bola a quienes dicen cuál es la zona restaurantera, tampoco a quienes dicen que en La Paz un lugar no puede tener techo abierto de noche y pretender tener éxito. Y, así, “la envidia es su bendición” y su impune éxito, su orgullo. La gente viene porque para el frío hay mantita, para el hambre una espectacular pizza y para acompañarla un montón de cervezas de elaboración propia y una buena selección de vinos nacionales –ya advierte ella, porque conoce a los que se quedan, que para aquellos a quienes se les pase la mano con lo previo, hay agua–. Ojo, será alzada la imilla pero no celosa. Si uno quiere llevar su propio vino para maridar por cuenta propia, no se enoja. Solo cobra un poquito y los martes, que está de mejor humor, ni eso. La propuesta salida, literalmente, de los márgenes no solo funciona, sino que le va bárbaro porque se toma y se come bien con ella. Alzada, pero linda y coqueta, es la imilla. Da gusto comer con ella.



¿DÓNDE?

Dirección: Cota Cota, calle Álvarez Plata nº 50